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En el siglo pasado, los televisores eran muy grandes y sin embargo tenían una pantalla muy pequeña. Con los ordenadores pasaba lo mismo: eran grandes y feos. Y es que lo más importante por aquél en tonces eran los MegaBytes y los megahercios. Daba igual si eran armatostes grises y feos de narices.

Todo cambió en 1998, cuando la firma norteamericana Apple lanzó el iMac. El iMac fue el primer ordenador bonito. Semitransparente, de colores… No era un PC compatible, no se vendió mucho… pero era mucho más bonito que todos los PCs que había entonces. Y de hecho, el lanzamiento del iMac marcó un hito en esto de la informática con estilo. A partir de aquellos años, las grandes firmas empezaron a contratar diseñadores para cambiar el aspecto de sus chismes electrónicos.

Para hablar de ordenadores de diseño contamos con la colaboración César Garcia, director general de Packard Bell Iberia.

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